El
Plan de Anuncio Profético dirigido hacia la Humanidad en todas las épocas a
través de los “profetas” de la antigüedad y los “contactados” de hoy es un plan
proyectado desde el Sol Central Planetario, es decir, desde el Logos solar
planetario que palpita espiritualmente desde el centro de la Tierra. La
expresión del Logos es visible en el florecimiento de la vida de todas las
especies, pero la Humanidad necesita de un tratamiento diferente y preferencial
dentro del Esquema Terrestre.
El
Plan de Anuncio Profético obedece a este tratamiento especial dirigido al
cuarto reino de la naturaleza, el reino humano. Es desde el 5° reino planetario
(el reino espiritual) hacia el 4° reino (la humanidad) la dirección del
“vertedero profético” compuesto de anuncios sobre el futuro de la Humanidad y
del Planeta. Este “plan de anuncios” ha
fluido y sigue fluyendo como un ‘Manantial de Vida’ sobre el cauce de una
Humanidad aún “dormida” en su mayor parte. Los “mensajes anunciadores de
eventos” no tienen como finalidad irrumpir en la tranquila vida de los humanos
desestabilizando sus habituales esquemas y costumbres, como algunos
malinterpretan… No es el objetivo de los ‘anuncios proféticos’ crear caos,
miedo y confusión, sino crear “un signo de interrogante” que manifieste el
fruto del autoanálisis profundo en el ser humano.
Quienes viven (o más bien
“duermen”…) en la mecanicidad irreflexiva de lo inmediato, de los deseos,
placeres, sueños y metas egocéntricas, insensibilizados en cuanto a su
alrededor ocurre…, y en el acostumbramiento de la vida material y sensoria sin
cuestionarse nada, son llamados por nosotros “durmientes”.
El hombre debe tomar consciencia de su ubicación como alma
dentro del escenario evolutivo de un Planeta que tiene sus propios ciclos de
vida, y que no esperará para siempre el tranquilo despertar de ‘los dormidos’.
En los auténticos anuncios
proféticos se resalta siempre la idea de que “algo superior” y mayor al mismo
ser humano, ‘Algo’ que tiene sus propios esquemas, ciclos y propósitos, dirige
el orden de los grandes acontecimientos y épocas. El ser humano tiene la oportunidad
de elegir qué hacer y qué no hacer, qué desarrollar y qué no… durante un ciclo
planetario, pero lo que no puede hacer es dirigir el ritmo de estos ciclos
mayores, sino que, por el contrario, el hombre viene a la existencia, tiene su
ser y se desarrolla (o no…) dentro de estos grandes ciclos. Cuando un ciclo
planetario está llegando a su fin, comienza ‘la reabsorción’ de las energías
que manifestaron la vida de tal ciclo, para que, al final de la reabsorción,
tenga lugar, después de un ciclo de descanso, el nacimiento de un nuevo ciclo.
Los anuncios proféticos
rara vez señalan con claridad a qué tipo de ciclo se está haciendo referencia
al hablar de “eventos futuros”, porque se deja esto al estudio, interpretación
e intuición de los estudiantes. Hay que tener en cuenta, al estudiar las
profecías, que existen ciclos raciales, de rondas, de períodos catenarios, etc.
En un ciclo racial, por ejemplo, existen 7 ciclos menores de 7 subrazas, que se
van entremezclando durante la época racial raíz; y también existen ciclos de
maduración psicológica dentro de una raza.
Hay que considerar que cada raza ofrece un diferente grado de
posibilidad de desarrollo y maduración de los Egos reencarnantes. Además de los
ciclos o eras raciales existen ciclos mundiales en cada uno de los cuales nacen,
se desarrollan y consuman las razas madres, una tras otra, siendo cada uno de
tales ciclos una “ronda” evolutiva. Existen ciclos compuestos por “7 rondas”
mundiales, etc. También existen los ciclos evolutivos del sistema solar, dentro
del cual tienen sus correspondientes evoluciones los diferentes planetas, cada
uno ubicado en una especial posición dentro del esquema evolutivo. El proceso
de evolución del sistema solar afecta a cada esquema evolutivo planetario
dentro de Su Cuerpo de Manifestación. Finalmente existen esquemas evolutivos
propios de la galaxia dentro de la cual está el sistema solar al cual pertenece
la Tierra junto a miles de millones de estrellas y planetas más; y existen los
ciclos referidos al Universo Local, dentro del cual está la Vía Láctea junto a
miles de galaxias más, (grupos y cúmulos de galaxias dentro del Esquema
Universal Local)…
Por lo tanto es,
evidentemente, imposible hablar con exactitud cierta sobre las causas de los
acontecimientos que aparecen en forma de “PROFECÍAS” debido a que, al estar un
ciclo dentro de otro, las causas de los eventos son múltiples, porque cada
ciclo mayor afecta a los ciclos menores que contiene, y así sucesivamente,
hasta llegar al planeta Tierra y a la raza humana actual. Pero sin embargo,
aquellas Inteligencias que sí ven con claridad los ciclos de vida
interpenetrándose en una interminable cadena de causas y efectos, pueden dar
señales de “revelación profética”
acerca de ciertas manifestaciones que están en precipitación o por
precipitarse, debido a que estas Inteligencias Maestras conocen los ciclos
cósmicos mayores y menores y su coyuntura e interrelación.
De acuerdo a toda esta
comprensión el pensamiento popular que dice: “es hombre es quien siembra su destino”, sería cierto pero solo en
parte, ya que, como hemos visto, el ser humano está sujeto a un sinnúmero de
esquemas de vida superiores a sí mismo, con corrientes de energías que no
conoce ni maneja. No obstante, cierto es que todo ser humano tiene la posibilidad,
dentro del tiempo que el ciclo en el cual vive le permite, de sembrar y
cosechar un destino, un carácter, un porvenir, etc.
El hombre tiene, dentro de
los esquemas que ofrecen los ciclos raciales para el desarrollo evolutivo de
las reencarnantes almas, la posibilidad de crear y progresar dentro de ciertos
límites fijados por las circunstancias evolutivas; pero existe también el
riesgo de que cierta cantidad de almas se pierda en los laberintos del
materialismo sin aprovechar el tiempo que el ciclo ofrece para el desarrollo de
la conciencia. Esto, el aprovechamiento mayor, menor o nulo de un ciclo de vida
racial para el progreso del alma o conciencia, irá acorde a la madurez de cada
alma, pero las oportunidades para el “despertar” y el consecuente “progreso”
deben ser nutridas por el Reino Espiritual, y el ‘Plan de Anuncio Profético’
es una de las maneras de “sacudir” a ‘los durmientes’, ya que muchos no ven
dónde ni cómo viven realmente al no tener un punto de apoyo que ofrezca una
perspectiva distinta de la vida.
Las profecías verdaderas señalan la verdad de que “todo
es cambio”, que nada en la materia permanece por siempre, que la vida tiene un
Propósito que excede a los planes personalistas inmediatos, y que el foco debe
ser puesto en cuestionarse, reflexionar y descubrir cada día más y mejor el sentido de lo que es denominado
“VIDA”.
Hemos dicho que uno de los
objetivos de los anuncios proféticos es ‘sacudir a los durmientes’. Llamamos
“durmientes” a los que ven la vida solo como materia, deseo, goces pasajeros y
ambiciones egocéntricas; pero existen diferentes tipos de ‘durmientes’: ‘los
recuperables’ y ‘los irrecuperables’.
El anuncio profético tiene el objetivo de producir este hondo
replanteo en la conciencia de los ‘durmientes recuperables’, porque un gran
ciclo racial está llegando a su fin y esto está produciendo los eventos
purificadores de “reabsorción” propios del fin de los ciclos.
Por lo tanto, “dar a conocer”
las revelaciones proféticas no es dar de temer, sino que es una dádiva para
crear consciencia, lo cual fortalece al Hombre rectificando su Sendero.
En Luz y Paz:
SOL VIVIENTE
Gracias, gracias. Sí, estas revelaciones no son signos para cultivar el miedo, sino avisos preventivos hacia toda la humanidad sobre los acontecimientos relacionados con el fin de esta era y que se intensifican en todos los espacios del planeta hasta su punto final, para que se inicie una nueva historia, un nuevo ciclo de existencia. Quien tenga ojos,vea; quien tenga oídos,escuche.
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